tumblr_n6m2nto9UN1sovta8o1_1280Fotografía de Carlos González Ximénez

A simple vista, lo más llamativo de nuestra mascarada podría ser el ruido de los campanos, el simbolismo del Oso o el color de los traperos, pero una vez que se conoce mejor el rito la espectacularidad de los trajes «naturales» se convierte en una de las señas de identidad de la Vijanera. Prueba de ello es el interés que despiertan actualmente estos personajes fuera de nuestras fronteras como puede comprobarse hasta el mes de Agosto con la exposición del MUCEM en Marsella .

Quizás son los que ejemplifican de manera más directa la conexión de la fiesta con su entorno. Prácticamente toda la naturaleza que rodea esta parte de la Cordillera cobra vida recorriendo cada uno de los rincones del pueblo. Posiblemente se trata de los atuendos que más trabajo requieren, especialmente aquellos que hay que renovar obligatoriamente todos los años siendo también una parte muy importante del ambiente vijanero de los meses anteriores en el local.

Sin duda, llevar uno de estos trajes produce a quien lo porta sensaciones muy diferentes a las que puede experimentar un Zarramaco, un personaje de «comedia» o las figuras zoomorfas. La limitada movilidad también influye a la hora de recorrer el pueblo impidiendo en muchas ocasiones seguir el ritmo de los más ligeros. Sin embargo, todo el que haya dado vida a uno de estos seres tiene la seguridad y el orgullo del trabajo bien cumplido resultando fundamentales a la hora de causar sorpresa y admiración en quien está al otro lado de la máscara.