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Han pasado ya unos días desde que el último Zarramaco desató su armazón y aún son muchos los recuerdos latentes en nuestra memoria. Tras semanas de intenso trabajo, risas, ilusión y nervios; el día 3 llegó y era el momento de mostrar el resultado de todo ese esfuerzo.

Mención especial merecen los bravos vijaneros que comenzaron el día lanzando los primeros cohetes y tocando los campanos por el pueblo ya con un viento sur que además de frío era fuerte. Después, como es habitual, todo fue avanzando sin que el reloj nos diese tregua. Bajo la protección de Jano que evitó que la lluvia pasase sus límites, llegamos al momento más esperado del año. Los tres grupos se encontraron y el caos tomó forma dentro de un rito en el que todo tiene sentido pero nada es previsible.

Aunque pasen los años, seguimos recuperando trajes de la tradición de las Vijaneras de preguerra como la segunda Giralda o el Torrenero. También cada vez son más las gilonas y traperos con su papel fertilizador y su movimiento incesante. En cuanto a los trajes «naturales», varios han sido los nuevos elementos incorporados aunque aún nos quedan muchas ideas para seguir enriqueciendo este grupo con los materiales que tenemos a nuestro alcance.

Después de recorrer el pueblo llegó la defensa de la Raya, una de las más numerosas de la historia por los cerca de 30 Zarramacos grandes y pequeños que se pusieron a uno y otro lado. A continuación el camino a las coplas se hizo más largo y entramos por el barrio de la Lera, sin duda uno de los momentos más especiales de este año (imposible olvidar la imagen de los traperos en la fuente de la Revía). Ya en las escuelas y como decía una estrofa de hace años: «removimos las conciencias destapando las verdades detrás de las apariencias». Detrás de la capa de frivolidad, salieron a relucir mensajes que de otra manera el resto del año se ocultan dentro de lo políticamente correcto.

Tras el parto, más virtual que nunca, la marea de gente se acercaba a la muerte del Oso aún con el infernal tarareo del estribillo que se coló en las miles de cabezas que abarrotaban el prao. Con el último acto, que este año tenía un contenido simbólico especial para nosotros, se inició la parte en la que más disfrutamos. Este año el ruido y la música se mezclaron haciendo que la fiesta se dilatase aún más. Los últimos 3 Zarramacos acompañados de los danzarines y el amo de la Gorilona pusieron fin a la Vijanera 2016 y comenzaron la cuenta atrás hasta el 8 de Enero.

En el capítulo de agradecimientos no podemos olvidar a los vecinos del pueblo que de forma desinteresada ayudan cada año a que este rito milenario asombre al mundo. Desde los que abrieron sus fincas para que los visitantes pudiesen aparcar en el centro del pueblo, las mujeres que confeccionaron los trajes o nuestras fieles colaboradoras en el puesto de coplas y merchandising varios.

Si alguien aún no lo tenía claro, la Vijanera es mucho más que un desfile, un día distinto, una fiesta… La Vijanera es un sentimiento que hace que todo un pueblo se una y se emocione a la vez. Seguimos luchando porque la inercia que recibimos de los que antes empujaron no cese, como el manjuelo que baila en redondo y afila la chapa, jorricaremos hasta que no nos queden fuerzas. ¡¡¡Viva Silió y Viva la Vijanera!!!

Vídeo de David Goitia