el_mal_derrotado
Tras el parto de la Preñá, la Vijanera se dirige a la próxima plaza de la Reguera, junto a la iglesia. Allí tendrá lugar uno de los actos que mayor carga simbólica atesora, la muerte del Oso. Por un lado, el plantígrado representaba los males de un año que comenzaba pero a la vez se le admiraba intentando poseer su fuerza y fiereza. La vida y la muerte, el bien y el mal, son los ejes sobre los que se articula la mascarada, intentando asegurar la renovación del ciclo en un punto del año en el que el sol comienza a vencer su batalla con las tinieblas. A partir de ese momento, los vijaneros comienzan a recorrer las distintas partes del pueblo de un modo más anárquico, mezclándose con los asistentes y haciendo que la fiesta no decaiga hasta bien entrada la noche, tal y como manda la tradición.