Simbolismo:
Se le puede definir como el guerrero del bien. Aunque todos los personajes son importantes y cada uno cumple su función dentro el ritual, El Zarramaco es uno de los más espectaculares. Además es uno de los personajes más repetidos dentro del grupo de carnavales de invierno del norte de la península y Europa.. Por un lado el ruido que producen, trata de alejar los malos espíritus . Sus rasgos zoomórficos encarnan animales y se mezclan con el entorno. Su rostro negro se relaciona con otro personaje importante, el oso, ya que para que este saliera de su hibernación debía verlo todo oscuro. Según ésta teoría el oso guardaba el alma de los difuntos y si salía las soltaba, de no ser así invernaba 40 días más por lo que prolongaba el invierno alejando así la llegada de la primavera. De ahí la importancia de que los encargados de sacar al oso ennegrezcan su rostro. Además una vez que sacaban al oso espantaban las almas que este había soltado por medio del ruido de sus campanos manteniendo limpio así el escenario del ritual. Por último realizan una función de protectores del territorio propio, afirmándolo ante los vecinos.
Vestimenta:
En la cabeza lleva un cucurucho forrado de tela negra, adornada con lazos y rosetones y coronado con crines de caballo, a modo de sujeción lleva un pañuelo blanco atado en su base. Existen variantes recogidas en fotos antiguas en las que este personaje, sustituye el cucurucho por una boina o un pañuelo atado a la frente. La cara la lleva tiznada de negro, para el resto de personajes y a modo de referencia se procede de la siguiente forma: se protege el rostro con una crema que lo hidrate a continuación se puede aplicar un corcho quemado o bien pintura negra, debe darse de forma uniforme ya que con el sudor algunas partes se aclaran. En caso de utilizar el corcho su lavado es más costoso. Al cuello porta un pañuelo de cuadros azules y blancos a modo de corbata.
Sobre los hombros se colocara espuma o trapos con el fin de que el peso y el movimiento no produzcan llagas y rozaduras. Encima vestirá una camisa blanca y sobre esta dos pieles blancas de oveja. Una amarrada a la cintura y otra mayor con agujero en el centro para la cabeza y que cubrirá los hombros el peso y la espalda. Sobre las pieles colgaran normalmente y atendiendo a la edad y envergadura del Zarramaco cuatro campanos por delante y cuatro por detrás. Normalmente los superiores son los más grandes y de mayor peso. Éste oscila en torno a los 40 kilos. Existen referencias de un Zarramaco en Silió que un año llevo 12 campanos (unos 50 kilos). Su amarre se realiza a la antigua usanza con sogas de cuero mojadas, antiguamente usadas para atar las vacas al yugo y moldeadas hasta que alcancen la forma deseada. Este es uno de los procesos más costosos y que más tiempo llevan dentro de la fiesta por lo que suelen hacer días antes, quedando listos únicamente para colocárselos el día de la fiesta.
Viste pantalones azules de trabajo. A modo de polainas dos trozos de piel de oveja o bien cueros atados con hebillas. Zapatillas blancas de esparto o bien botas de lona. En la mano portarán un porro labrado generalmente de acebo, con tachuelas rematando las púas de corteza. La parte inferior suele ir pintada de negro y barnizada la superior. Actualmente en las Vijaneras modernas suelen salir entorno a 10 o 15 Zarramacos. Antiguamente su nº era mucho más reducido y solo los hombres curtidos en el trabajo del campo eran capaces de soportar el esfuerzo de danzar durante todo el día.