Amenazaba lluvia y hasta los paraguas se abrieron justo antes de que la tradición llenase de ruido y sentimiento este rincón del Valle de Iguña. A partir de este momento todo cambió y hasta el sol brilló por momentos. Esta imagen se habría quedado únicamente en las retinas de aquellos que lo vivimos si no fuese por la mirada particular de un fotógrafo único que lleva tiempo unido a nuestro rito. Si Ramón Santamaría aportó la imagen que ha recorrido el mundo en el sello que hace justicia a la importancia cultural de nuestra Mascarada, ahora es Ricardo López Blanco quien nos va a honrar con la imagen que nos va a representar en los próximos dos meses.
Desde hace más de 40 años, son 22 los carteles en los que los Zarramacos aparecen con mayor o menor protagonismo y es la quinta vez en la que aparece la Iglesia Románica de San facundo y San Primitivo que es monumento nacional desde finales del siglo XIX. El Ojáncano, los Trapajones, los Trapajeros, las Gilonas, la Golirona y la Goriluca, El amo… todos giraban dando inicio a lo que fue la Vijanera 2024.
Este momento que sigue la estela de aquellas bajadas de los vijaneros durante siglos bien por la «Costona» o por la «huerta de Fermina» después de pedir por las casas de Santa Marina, ha vuelto en las últimas décadas como uno de los momentos más esperados de la tradición. A partir de este momento las distintas comitivas se funden en una sola y es en este instante cuando la Vijanera cobra toda su fuerza que no es otra que la unión de las diferentes generaciones de una comunidad.
Este año la noche de reyes será de un merecido descanso para todos los vijaneros que con su esfuerzo van a intentar que nuestro pueblo siga siendo referente de nuestra cultura dentro y fuera de Cantabria, conservando una de las mascaradas con mayor valor etnográfico del continente europeo.