OTROS-GAITERO

Si algo  ha caracterizado a la Vijanera desde su recuperación en los años 80 es el ambiente por la tarde a partir del momento en el que se da muerte al Oso. La mezcla entre los vijaneros «supervivientes» y los distintos músicos que se acercan a nuestro pueblo, consigue que para muchos se convierta en lo mejor del día. Rabelistas, piteros, pandereteras, y gaiteros hacen que los bares y plazas de Silió se llenen de auténtica cultura tradicional reivindicando los mismos valores que defiende nuestra mascarada.

No en vano, muchos de los escenarios del rito, como la plaza de la Reguera, tienen siglos de historia de tradiciones, música y baile. En dicho lugar tocaba Pepón Gómez el su vigulín, quien a día de hoy sigue estando considerado  como el último gran violinista cántabro.

Mucho mérito de que la Vijanera haya llegado hasta nuestros días con la fuerza que lo ha hecho se debe a la gente que estaba dentro y a la que se acercaba cada año ya estuviese soplando el sur o nevando. Para todos los que empezamos a dar nuestros primeros «pasos vijaneros» en esa época, muchos recuerdos siempre irán unidos a esa plaza de la Quintana donde por la mañana se oían coplas y por la tarde panderetas.

Uno de los objetivos que la Asociación se ha propuesto en los últimos años es recuperar y potenciar el peso de esos momentos. Sin duda nos unen a las Vijaneras de preguerra cuando se sabía cuando sonaba el primer campano pero no cuando se retiraba el último vijanero. En una época en la que no abundan los festivales de prau, el primer domingo del año es el momento idóneo para el reencuentro.

Por tanto, desde la Asociación hacemos un llamamiento para intentar que cada plaza suene al ritmo de los instrumentos tradicionales y los campanos. Que las coplas den paso a las canciones de ronda y hasta bien entrada la noche cada esquina y cada bar se llenen de nuestra cultura.