janoSi algo ha influido a lo largo de los siglos en las sociedades humanas ha sido el entorno físico. Por ello los mitos y creencias se asocian al mismo llegando hasta lo sagrado mediante los cultos de tipo naturalista.Durante la edad del hierro, en toda Europa los espacios naturales se asociaban a las deidades que habitaban en bosques, montañas, ríos…

Dentro de este tipo de enclaves podemos encontrar los denominados de «sacralidad inmanente» caracterizados por ser puntos en los que el entorno físico se muestra con gran monumentalidad convirtiéndose en un referente visual que puede ser divisado desde un extenso territorio y desde el cual controlar el mismo.

Desde dichos emplazamientos era posible unir dos mundos, el humano y el espiritual por lo que en muchas ocasiones representaban una puerta por la que se podía acceder al al universo divino. Muchos de ellos han llegado hasta nuestros días por conservar una toponimia asociada a una deidad o por epigrafía posterior durante el dominio romano.

Pocos lugares en la cordillera responden de un modo más claro a esta tipología como el Pico Jano. Existen muchas teorías entorno a su etimología. Pudiese ser que directamente se asociase al Dios romano Ianus, al que se consagró el primer mes del año. Otra teoría aceptada es que dichos lugares se denominasen «montem fanum» o monte sagrado derivando en vocablos como hano, suano o jano.

Lejos de todas estas consideraciones, está clara la importancia de esta imponente montaña en los valles centrales de Cantabria y principalmente en nuestra mascarada. La relación entre el rito pagano y dichas creencias viene de hace milenios, motivo por el cual siempre incidimos en que la mejor forma de conocer y apreciar la Vijanera es vivirla en su entorno. Por mucho tiempo que pase, la figura de Jano siempre será protagonista en la fiesta.